jueves, 10 de junio de 2010

Aloe vera.-



Los orígenes del Aloe vera se remontan al Antiguo Egipto.

En sus curas diarias, Cleopatra lo usaba como bálsamo para su cuerpo y rostro.

En la actualidad, se le reconocen múltiples usos y aplicaciones en la salud, la belleza y la nutrición. De la mano de los españoles, llegó a América, continente donde se le conoce con el nombre de sábila.

La sábila es un importante regenerador celular, cicatrizante y tonificador de alta penetración en la piel.

De igual forma, si se usa por un periodo largo de tiempo, constituye un excelente filtro solar de rayos ultravioletas y además tiene la propiedad de eliminar manchas causadas por el sol.

Si se mezcla la sábila con algas se pueden obtener excelentes resultados en la reducción de las medidas. Puede ser un buen adelgazante.

Sus cristales ayudan a solucionar problemas de índole capilar como la caspa y la calvicie.
Existen suficientes evidencias clínicas que demuestran que la sábila cuenta con propiedades curativas.

No sólo constituye un buen medicamento para el tratamiento de quemaduras, también es usada en la cura de úlceras, herpes labial o genital, raspaduras, heridas abiertas, gangrena, anemia, manchas por la edad, pie de atleta y otros hongos, entre múltiples afecciones.

El Aloe Vera también se utiliza en el tratamiento de las varices, favorece la circulación sanguinea, con acción antiinflamatoria gracias a los esteroles, antinflamatorios naturales, el colesterol, el B-sitosterol, campesterol y lupeol.

También produce resultados efectivos contra enfermedades respiratorias como la tuberculosis, la bronquitits, el asma, los resfriados y la congestión nasal. En el campo de la odontología es utilizada como blanqueador.

Composición
Agua; resina; aloína; enzimas; proteínas; vitaminas (B12, B6, B5, B, A y C); aminoácidos y oligoelementos (manganeso, calcio, potasio, sodio, aluminio, hierro, zinc, cobre, plata, cromo, fósforo y titanio).