La moralidad ha restringido todo el jugo y energía de la vida a los límites estrechos de la mente.
Allí no puede fluir, aunque, ella se ha convertido en una "vieja pasa seca".
Todas sus pautas de conducta son muy pulcras, rígidas y severas, y está siempre lista para ver la situación en blanco y negro.
La Reina de las Nubes está al acecho en las mentes de todos los que hemos crecido con las ideas rígidas de lo bueno y lo malo, del pecado y la virtud, de lo aceptable y lo no aceptable, de lo moral e inmoral.
Es importante recordar que todos estos perjuicios de la mente no son más que productos de nuestro condicionamiento. Y bien sea que nuestros prejuicios se apliquen a nosotros mismos o a otros, nos impiden experimentar la belleza y divinidad que yace en el interior.
Sólo cuando atravesamos la jaula de nuestros condicionamientos y buscamos la verdad en nuestros corazones, podemos empezar a ver la vida como es realmente.
La consciencia no puede hacer nada que sea malo. Cualquier cosa que surja de ella es simplemente hermosa, simplemente es adecuada, y se hace sin ningún esfuerzo, sin ninguna práctica.