lunes, 25 de octubre de 2010

ego y resentimiento.-



Al ego le encanta quejarse y resentirse no sólo respecto a otras personas, sino también a las situaciones

No reaccionar al ego de los demás es una de las formas más eficaces de trascender el ego propio.

El resentimiento es la emoción que acompaña a las lamentaciones y refuerza todavía más al ego.

El resentimiento equivale a sentimientos de amargura, indignación, agravio u ofensa.

Es una interpretación equivocada, una proyección de una mente condicionada para ver enemigos en los demás y elevarse por encima de ellos.

En los momentos que la amistad o la convivencia se rompen por cualquier causa, lo más común es la aparición de sentimientos negativos: la envidia, el rencor, el odio y el deseo de venganza, llevándonos a perder la tranquilidad y la paz interior.

Al perder la paz y la serenidad, los que están a nuestro alrededor sufren las consecuencias de nuestro mal humor y la falta de comprensión.

El miedo expulsa al amor, pero también a la inteligencia y a la bondad, y todo pensamiento de belleza y verdad queda en desesperación muda.

Y al final, todo esto llega a expulsar al hombre de la humanidad misma.

El sentimiento del ego (egoísmo) nace de otro sentimiento negativo llamado miedo o temor, el cual es contrario al valor.

Jesucristo, con frecuencia predicaba que uno de los sentimientos más grandes del hombre, es el valor.

Los sentimientos negativos de resentimiento, rencor, odio o venganza pueden ser mutuos debido a un malentendido, y es frecuente encontrar familia en donde se forma un verdadero torbellino de odios.

Nosotros no perdonamos porque los otros no perdonan.

Es necesario romper ese círculo vicioso comprendiendo que "amor saca amor".

Una actitud valiente de perdón y humildad obtendrá lo que la venganza y el odio nunca pueden, y es lograr reestablecer la armonía.

Una sociedad, una familia o un individuo lleno de resentimientos impiden el desarrollo hacia una esfera más alta.


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