martes, 17 de agosto de 2010

Transformación social.-





Los organismos vivos alternan interminablemente entre la vida y la muerte, que son, en sí, sólo dos fases de la existencia.

Las causas formadas por una persona en el presente se tornan manifiestas como efectos en el futuro.

Si la gente aplicara esta sencilla ley a su vida, le sería posible desarrollar una actitud constructiva y esperanzada con respecto a sus actividades diarias y reconocer el verdadero valor de la vida en este mundo presente.

El futuro no existe aparte del momento actual; tampoco ha de permanecer fijo en un solo plano.

Qué y cómo seamos en vidas futuras depende de lo que hagamos ahora.

Cada acto, cada pensamiento desempeña un papel en la formación de nuestra existencia futura, tanto en la vida como en la muerte.

La ley de causalidad es válida para todas las existencias, pues satura y moldea el grande y eterno fluir de la vida cósmica...

Al abrigar esta filosofía podemos convertir cada dificultad en una fuente de poder que dará júbilo a nuestra vida.

Las pruebas a las que nos enfrentamos se convierten en elementos para fortalecer nuestro carácter.

La adversidad se torna suelo fértil en donde brotarán y florecerán diminutos brotes verdes.

Cada gota de sudor vertida en la lucha por la autoprotección y el mejoramiento de nuestra sociedad se transforma en la simiente de una mayor energía...

Daisaku Ikeda