jueves, 10 de marzo de 2011

La Mujer Sabia y la Mujer Necia.-


“La mujer sabia edifica su casa; Mas la necia con sus manos la derriba.”

(Prov. 14:1 RV1960).

La mujer aquí descrita es absolutamente necia. Con el tiempo y las oportunidades se vuelve aún más depravada, como se evidencia en el resultado final de su casa.

Es una demoledora hábil que posee herramientas forjadas a partir de sus propias experiencias.

Desafía y socava la autoridad de su esposo. Cuando es sumisa esto se atribuye al provecho que ha calculado conseguir. Los deseos de él no son motivo de felicidad para ella, y tampoco son los primeros pensamientos de ella.

De vez en cuando puede exhibir alguna pequeña bondad, para luego controlar al esposo, mientras perfecciona sus astutas habilidades para darles un filo más preciso.

Debido a que no tiene verdadera satisfacción busca tiempos privados para ella misma, donde él queda excluido, dando por cierto que él no debe envidiarle algunos pequeños bocados de felicidad.

A primera vista la mujer necia da una impresión del tipo demasiado bueno para ser verdad, después de todo lo que ha hecho para causarle inconvenientes a su esposo. A partir de allí manipula la mente, por lo menos así lo piensa ella.

Su engaño, como el de Dalila para con Sansón, empobrece a sus víctimas (Jueces 16:4-21). La bondad y la gracia del primer amor se han endurecido y se han convertido en una batalla competitiva de cada día.

Sus acciones se burlan de lo que una vez pudieron haber sido dulces intimidades. Raras veces está agradecida o satisfecha, importándole poco la conducta casta y respetuosa (1 Pedro 3:2).

Su orgullo mantiene a distancia, y aquellos que podrían intentar bendecirla con la verdad son asaltados por su pulida retórica.

La mujer sabia edifica su casa, tanto espiritual como físicamente “Aquel que es atormentado por una mala esposa es tan miserable como si estuviera en la mazmorra; pues ella no es mejor que carcoma en sus huesos, una enfermedad incurable; es más, ella le avergüenza.

Ella, que es absurda y perezosa, derrochadora y lasciva, apasionada y mal hablada, arruina tanto el crédito como el confort de su marido; si él sale va cabizbajo pues las faltas de su esposa se vuelven en su contra; si se retira para estar a solas, su corazón está apesadumbrado; está intranquilo continuamente; es una aflicción que obsesiona a muchos de los espíritus.”

“''Es verdaderamente impresionante el contraste de una mujer contenciosa, una esposa “Una buena esposa es una gran bendición para una familia; una familia es multiplicada y llena de niños por medio de una esposa fructífera, y así es edificada; pero por medio de una esposa prudente, una que es piadosa, trabajadora y considerada, los asuntos de una familia son hechos prosperar, las deudas son pagadas, las porciones se incrementan, se hacen provisiones, los niños son bien educados y mantenidos, y la familia tiene confort dentro de las puertas y el crédito se mantiene afuera; de esta forma la casa es edificada.

Ella mira por la casa como suya propia para cuidar de ella, aunque sabe que es responsabilidad de su marido el gobernar en ella, Ester 1:22”1

“La mujer virtuosa es corona de su marido, pero la mala es como carcoma en sus huesos.” (Prov. 12:4 RV1960).

“Una esposa virtuosa y digna – seria y fuerte en carácter – es una joya en la corona de su marido, pero aquella que es motivo de vergüenza es como carcoma en sus huesos” (Prov. 12:4 Versión Amplificada). Dominante, extravagante, quizás infiel; en la frivolidad de su conducta que olvida su lugar y sujeción apropiados: buscando la admiración de otros, en lugar de estar satisfecha con la consideración de su marido.

Esto es realmente una enfermedad viviente – una carcoma en los huesos; estropeando su utilidad; minando su felicidad; quizás llevándole a la tentación y al engaño del diablo'”

“Mejor es vivir en un rincón del terrado que con mujer pendenciera en casa espaciosa” (Prov. 21:9 RVR95). “Mejor es vivir en tierra desierta que con la mujer pendenciera e irascible” (Prov. 21:9 RVR 95). Siempre se presentan las ocasiones para el despliegue de su humor infeliz... sin ser restringida por la gracia Divina ella se convierte en el tormento de su esposo, y en su propia vergüenza.

Es tremendamente testaruda y demandante, y castiga ya sea por el silencio hosco o por el reñir constante.

Sus discusiones no pueden ni refrenarse ni contenerse. “pretender contenerla es como querer refrenar el viento o retener el aceite en la mano derecha” (Prov. 27:16 RVR95).

La mujer virtuosa respeta y apoya la autoridad de su esposo. No habla sarcásticamente de las opiniones de él insinuando su mayor sabiduría. No le corrige o le habla con desprecio en una campaña para hacerle tan justo como ella es.

Debido a que la mujer sabia tiende al cuidado de su casa y de su hogar, se dice que edifica su casa. Su casa es establecida con entendimiento y con conocimiento sus aposentos son llenos de toda clase de riquezas preciosas y agradables (Prov. 24:3). ¡Qué residencia más encantadora para las almas que habitan en ella!

La mujer necia causa vergüenza.

Ella debería ser avergonzada, ¿pero qué hace? Deshonra a su marido y a sus hijos, teniendo siempre la última palabra, siempre envuelta en batallas.

De: Ina Manly Painter

1 comentario:

sairnewaddle dijo...

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