miércoles, 26 de mayo de 2010

Escenografia de la nada.-








Una serie de acontecimientos o sucesos, de los que en el sistema se suelen calificar de trágicos, duros o al menos negativos nos pueden conducir al camino de la reflexión, adentrarnos en nuestro perdido, en el olvidado interior.

Cuándo desconectamos del exterior, del sistema, de esa película proyectada en la que hemos permanecido sumergidos y regresamos a nuestro interior como meros espectadores – expectantes-, y observadores de la película del sistema de limitaciones, normas e intercambio de numerario, mercaderías cuentas ficiticias, asientos informáticos… nos damos cuenta de la infección del planeta y por ende la infección y aniquilación de la naturaleza humana.

Entonces nos percatamos del regreso, del camino a casa. Volvemos a nuestro interior y recuperamos lo que creíamos perdido u olvidado.

Reaparece el significado de la tan repetida pregunta genérica de los que andan sueltos o perdidos en el sistema.

Cuándo regresamos a nuestro origen, a nuestro interior, a nosotros mismos, es decir a la nada comprendemos que nada de lo que se discute u origina en el sistema es relevante. Supone la imitación limitada de una vida sesgada en la que nuestra conciencia se ha adentrado en un mundo de limitaciones, comparaciones, contradicciones, desvarios y todo lo que supone malvivir alimentado por un sistema excluyente de nuestro origen natural.

La vida en el sistema no es más que la proyección distorsionada de nuestra mente. No es posible lograr ese propósito tan escaso y mundano que todo el mundo dice perseguir y algunos menos conocer, la felicidad.

En el sistema mundano todo consiste en dinero, reloj y prisas.

El estrés, la ansiedad, la insatisfacción, generan sentimientos negativos, un estado anímico deteriorado o desequilibrado que conduce a la deficiencia neurológica y del sistema inmonológico..

Aún habiendo conseguido acumular en vida mundana cuánto deseábamos siempre existía alguna carencia o generábamos un nuevo deseo o capricho que no siempre iba a ser cumplido.

Expectantes, como meros observadores, sin intervención, podemos darnos cuenta del sentido de la ficción que hemos venido viviendo e interpretando en base a roles, etiquetas, horarios, costumbres y repetición de conductas en escena, porqué cada época mundana tiene su propia escenografía.

Cuándo damos de lado a todo esto volvemos a nuestra interioridad y el origen de la nada.

Todos y todo es lo mismo, es decir nada, nada somos y en nada nos convertiremos.

El cuerpo es agua en su casi íntegra proporción, formado por moléculas, energía, radiación, bio-química o nada. Según algunas teorías filosóficas existe un Creador, pero ¿ Quién creó al creador, o al creador del creador? Nunca se terminaría.

Permanecer como espectadores y vivir, o adentrarnos en la escena y morir.

Cuándo comprendemos que somos nada, o que somos todo, dejamos caer los miedos, rencores, comparaciones y demás estados emotivos o sentimentales que nos hemos forjado.

Nos sumergimos en el océano de nuestra existencia, nadamos en el infinito de nuestro Universo, que somos todos y que somos ninguno porqué en realidad no existe más que la energía que es lo que somos.

Nuestro cuerpo físico es el disfraz que hemos elegido para entrar en la escena de ésta vida que ahora representamos y para la cual ahora en nuestra mesa tenemos las opciones que queremos barajar y que en sustancia se reducen a dos: Vivirla o no.

Permanecer como observadores de la escena, con abstracción de todo tipo de conductas y reglas implantadas, es desalienarse emocionalmente del sistema que postula bienestar y que genera cada dia más infelices, enfermos y resentidos Tanto tiempo integrados en la escena de la infelidad posterga la visión iluminada.

La oxitocina es conocida como la hormona del amor, se dice que tiene poderes sanadores basados principalmente en su reconocida capacidad para combatir los efectos del estrés.

La oxitocina hace que disminuyan los niveles de las hormonas del estrés (principalmente el cortisol). El contacto físico entre personas o animales estimula la producción de oxitocina, el amor es beneficioso para el equilibrio cuerpo-espíritu, los sentimientos negativos o la frustración generan lo contrario.

Para alcanzar algo que nunca hemos tenido, tendríamos primero que hacer algo que nunca hicimos.

JRL.- Mayo 2010