domingo, 4 de abril de 2010

Reflexiones de Osho







¿Qué puedo ofrecer a Dios?


Osho:

¿Qué es lo que el hombre puede ofrecer? ¿Cuál puede ser su ofrenda? Podemos ofrecer sólo lo que nos pertenece. Lo que no nos pertenece no podemos ofrecerlo, y el hombre siempre ha ofrecido aquello que no le pertenece. El hombre ha sacrificado aquello que no es suyo.

La religión se convierte en un ritual si ofreces algo que no es tuyo. La religión se convierte en una experiencia auténtica si ofreces algo que verdaderamente te pertenece. Los rituales son en realidad métodos para escapar de la auténtica religiosidad. Puede que encuentres sustitutos, pero no estás engañando a nadie más que a ti mismo, porque ¿cómo vas a ofrecer algo que no es tuyo? Puedes sacrificar un caballo, puedes sacrificar una vaca, puedes ofrecer tierras, pero nada de ello te pertenece. Así que, realmente, esto es robar en nombre de la religión.

¿Cómo vas a ofrecer a lo Divino algo que no es tuyo?

Por eso lo primero es averiguar qué es lo que es tuyo, qué es lo que te pertenece. ¿Hay algo que te pertenezca? ¿Eres tú el amo de algo de forma que puedas decir, «Esto pertenece al hombre y yo se lo ofrezco a lo Divino»? Esta es una de la preguntas más difíciles: «¿Qué es lo que le pertenece al hombre?» Nada parece pertenecerle. Y cuando nada parece pertenecerte, únicamente puedes decir, «Puedo ofrecerme a mí mismo». Pero incluso esto es incorrecto porque, ¿te perteneces tú a ti mismo? ¿Es tuyo tu ser? ¿Eres responsable de tu ser? ¿Eres responsable de tu existencia?

El hombre proviene de alguna parte, de algún origen desconocido. No es responsable de que esté aquí. Kierkegaard ha dicho, «Cuando miro al hombre, siento que ha sido arrojado aquí». No es ni siquiera responsable de su propio ser; el ser está arraigado en lo Divino. Considéralo así: ¿Puede un árbol decir, «Me ofrezco a mí mismo a la tierra»? ¿Qué significado tiene? Carece de sentido porque el árbol está enraizado en la tierra, el árbol es sólo una parte de la tierra. El árbol es sólo tierra y nada más, de modo que cómo va a decir, «Me ofrezco a mí mismo a la tierra»? No tiene sentido. El árbol es una parte. No es distinto, por lo tanto el ofrecimiento no es posible. Así que, primero, sólo puedes ofrecer aquello que te pertenece. Segundo, sólo puedes ofrecer si hay una cierta distancia, una cierta separación.

El árbol no puede ofrecerse a sí mismo porque no es diferente de la tierra en sí. O considéralo así: un río no puede decir, «Me ofrezco a mí mismo al mar». El río no se basa en el mar. Es algo aparte. Pero aún así no puede decir, «Me ofrezco al mar». ¿Por qué? No puede decirlo porque no es una elección del propio río. El río ha de fluir hacia el mar. No hay posibilidad de elección. El río es impotente. Aunque el río deseara elegir no ofrecerse, no podría escoger, pues el ofrecimiento es inevitable. Cuando el ofrecimiento es inevitable, no tiene sentido.

El río no puede afirmar, «Me ofrezco a mí mismo al mar», porque es algo que ha de llegar. Este llegar forma parte de la naturaleza. El río no llega al mar debido a que sea él el que lo haya elegido pues no hay posibilidad de elección de su parte. El río es impotente, no puede hacer nada más. Y una tercera cosa: sólo puedes ofrecer algo cuando tienes la posibilidad de hacer otra cosa. Si tienes la posibilidad de no ofrecer, sólo entonces te vuelves capacitado para ofrecer. Entonces ésta es tu elección.

El hombre está arraigado como un árbol. El hombre es un árbol, sólo que con raíces móviles, enraizado en el Ser, enraizado en la Existencia. Y el hombre no es algo separado: en lo profundo no hay separación. Un hombre no es responsable de su propio ser: tiene que regresar inevitablemente como un río precipitándose en el mar. Así qué, ¿dónde está la elección? ¿Cómo vas a ofrecer? Tu muerte será una disolución tanto si quieres como si no. ¿Quién eres? ¿En dónde estás y dónde es que el ofrecimiento se hace posible?

Este sutra es muy profundo. Este sutra dice:

La mente constantemente apuntando hacia Eso, es la ofrenda.

No puedes ofrecerte a ti mismo, pero puedes ofrecer tu mente. Esto te pertenece y ésta es tu elección. Si no la ofreces, lo Divino no puede forzarla para que se ofrezca. No eres impotente. No es como un río precipitándose al mar. La mente tiene una elección. Puedes seguir negando lo Divino y lo Divino no puede obligarte. Tu ser se arraiga en lo Divino, pero no tu mente. No puedes negar lo Divino en lo concerniente a la Existencia. Tú eres parte suya.

Puedes negar lo Divino en lo que respecta a la consciencia. Puedes negarlo hasta tal grado que eres capaz de vivir en una consciencia en la cual no haya nada similar a lo Divino. Para decirlo de otra forma, «Dios es» o «Dios no es» puede ser tu elección. Incluso si no hay Dios eres capaz de fabricarte uno, puedes creer. Incluso aunque haya Dios, puedes negarlo, y nada puede hacerte variar. Por eso la única elección posible es la de la mente, la única libertad posible es la de la mente. Tu ser está arraigado, pero tu mente es libre.

Desde luego, tu mente nace de tu ser, pero todavía así es libre, libre en el sentido en que un árbol está enraizado en la tierra; el árbol está arraigado, las ramas, las raíces, cada flor está arraigada, pero la fragancia de la flor puede liberarse y puede desplazarse sin estar arraigada. Por eso eres como un árbol, pero tu mente es una fragancia. Puede ser ofrecida, puede no serlo. Depende de ti.

La libertad del hombre es la mente del hombre. Los animales no son libres únicamente porque no tiene elección: son lo que son. ¡No tienen elección! No pueden ir en contra de la naturaleza. La mente del hombre es la libertad del hombre. Así que lo que debe entenderse fundamentalmente es que debido a que la mente es una opción libre puede volverse una ofrenda. Puedes ofrecer tu mente, pero también puedes resistirte, puedes ir en contra, e incluso ni Dios podrá obligarte. Esta es la gloria, ésta es la belleza de la existencia humana. Por eso el hombre es el único animal que es, en cierto modo, libre. De esta libertad puedes hacer uso o abuso.

La mente constantemente apuntando a Eso, es la ofrenda

Si tu mente puede ser constantemente direccionada, continuamente dirigida hacia Eso, te has ofrecido a ti mismo. Pero debido a que la mente posee libertad es muy difícil atarla a algo. Su auténtica naturaleza es ser libre, por eso cuando intentas someterla, se rebela, se vuelve rebelde.

Puede que te siga si no lo intentas, pero si lo intentas se va a rebelar porque la naturaleza misma de la mente es la de libertad, y en el instante en que tratas de fijarla en algo, se rebela. Es natural. Puedes ofrecer la mente, pero no es fácil. Ofrecer la mente es la cosa más difícil. Y cuando digo, «La mente significa libertad», se vuelve más difícil aún. Estás intentando que la mente vaya en contra de su naturaleza.

El primer requisito para alcanzar la verdad es la capacidad de ser libre, la capacidad de ser nadie. El ego es el mayor obstáculo. El ego sólo puede existir en un cuenco de oro, no puede existir en un lago. Se ve obligada a fundirse, se funden y desaparecen.

Las mentiras son buenas para el ego. De hecho, el ego es la mentira más grande, sino que se alimenta de otras mentiras. Aunque la verdad tiene una manera de llegar una y otra vez ... independientemente de cuál sea reprimida, sale a la superficie, porque es verdad, usted puede reprimir sólo por el momento. Y para reprimir la verdad, tendrá que estar constantemente en guardia. Por supuesto, usted se cansa, se necesita un poco de descanso, y cuando está en reposo las superficies de la verdad. La verdad se presenta en tu vida una y otra vez, usted puede ir a negarlo, pero nunca se niega. Usted puede negar a Dios, pero Dios nunca se niega.

La humanidad es una palabra vacía y al igual que es Cristo.
Jesús existe a veces en el Buda Gautama, a veces en el profeta Mahoma, Krishna a veces en el flautista, por aquí, algún sitio allí .. pero es siempre un fenómeno concreto.

Cristo es abstracto, sólo existe en los libros de filosofía y teología. Cristo nunca ha caminado sobre la tierra o podemos decir de otro modo, Cristo es el hijo de Dios, Jesús el hijo del hombre..Sólo el hombre puede crecer y convertirse en Dios. Porque el hombre es la semilla, la fuente. Dios es la floración.

Dios no existe en la web. Cuando Dios viene de flores en la existencia. Viene a la existencia y desaparece, comienza a existir y desaparece.. Cuando Buda estaba aquí Dios existía. Cuando Jesús estaba aquí Dios existía. Cuando Jesús desaparece Dios desaparece, justo cuando una flor desaparece, desaparece.

Dios no está en algún lugar siempre existente. Siempre que un hombre se da cuenta de su esencia, siempre que un hombre realmente existe, cada vez que un hombre existe en su totalidad, Dios existe en esos raros momentos.

Así que cuando usted viene y me pregunta "¿Dónde está Dios?", No puedo mostrarte. A menos que lo demuestran en su propio ser, él no estará allí. Hasta que él se que no es. Todo el mundo tiene que darse cuenta de su propio santuario más interior, en su propio ser. Usted lo llevan como una semilla." Depende de usted para que pueda crecer y convertirse en un gran árbol.

" Permítanme hablar de Jesús el hijo del hombre, porque sólo el hijo del hombre es real y sólo el hijo del hombre puede crecer y convertirse en el hijo de Dios.