martes, 25 de agosto de 2009

CIVISMO Y CINISMO.-


















El civismo es la base de la buena convivencia, referido a las pautas mínimas de comportamiento social que permiten convivir en armonia dentro de la colectividad.

El concepto de civismo aquí planteado profundiza en la construcción del concepto de ciudadano consciente de sus derechos y sus deberes, como persona libre, y al propio tiempo crítico, responsable, coherente, participativo y solidario en la medida de lo posible.

El marco de la democracia tiene que construirse desde personas que se comprometan en el progreso de la vida colectiva.

Muchos de los comportamientos que las personas tienen durante sus primeros años de vida se presentan a través de la "imitación".

Una intervención activa de padres y educadores ayudará a que los niños crezcan sin prejuicios y libres de estereotipos. La familia es la primera escuela en la que se inculcan valores como la tolerancia, el civismo o la solidaridad. Sin embargo, hoy dia, muchos adultos no son capaces de plantear el rumbo de sus vidas, o de tomar decisiones si no es acudiendo al consejo de otras personas o imitándolas.

El problema se plantea cuándo quedan expuestas a ser títeres colectivos de intereses ocultos que no saben desvelar.

Gandhi afirmó que la verdadera educación consiste en " obtener lo mejor de uno mismo".

Según Glasow, uno de los principales objetivos de la educación ha de ser "ampliar las ventanas por las cuales vemos el mundo".

Todavia, muchos piensan que si una conducta no es ilegal o ilícita es " correcta". Pero, no tiene porqué ser así, aún cuándo una conducta no sea ilegal, puede ser reprochable moralmente.

El ordenamiento jurídico que se pretende como eje de regulación y canalización de las conductas cívicas es en muchas ocasiones - incoherente-, como lo es el comportamiento de muchas personas y colectivos.

Desde no hace mucho, nuestro ordenamiento condena el maltrato de animales con pena de prisión. Si no constituyera delito el maltrato de animales tampoco tendría por qué ser cívico o moralmente correcto.

Si éstas conductas de maltratar animales no son correctas y son reprochables moralmente, ¿cómo puede explicarse que se sigan sacrificando y matando animales en las plazas de toros y festejos públicos?

La propia hipocresía del sistema ha dado lugar a que nuestro ordenamiento sólo considere como delito el maltrato de animales " domésticos". En éstos casos, nunca existirá prueba del maltrato o matanza al tratarse de animales de compañia, prácticamente nunca habrá testigos.

Si seguimos el pensamiento de Gandhi: " Un país o una civilización se puede " juzgar" por la forma en que trata a los animales".

Decia René de Chateaubriand que: "Los bosques preceden a las civilizaciones, y los desiertos las siguen".

Otra incoherencia del sistema es la implantación de juzgados y legislación específica por razón del sexo.

Nuestra Constitución proclama la "igualdad de todos ante la Ley y que no puede prevalecer discriminación por razón del sexo " no es coherente que existan juzgados de violencia sobre " la mujer".

La existencia de juzgados específicos, atendiendo al sexo, no deja de ser discriminatorio máxime cuándo se aplica una legislación específica que produce que dos procedimientos iniciados con igual fecha discurran de forma distinta en función del sexo del presunto agresor.

También proclama nuestra Constitución el derecho a la " libertad de expresión", fundamental en una democracia o en un país que presuma de serlo. Recientemente, el Consejo General del Poder Judicial ha sancionado a una magistrada con multa de 3.000 euros por opinar. Se le ha sancionado por salirse de lo políticamente correcto, y criticar las deficiencias de la Ley de Violencia de Género, la discriminación sobre la que se fundamenta y los abusos que genera en la práctica diaria (opinión compartida por muchos profesionales del derecho).

Por otra parte, nuestra legislación penal también considera delito el "maltrato de obra entre familiares", lo sanciona con la pena de prisión y medida de alejamiento respecto de la víctima.

Esto se traduce en que el que por cualquier medio o procedimiento causare a otro menoscabo psíquico o una lesión, o golpeare o" maltratare de obra" a otro aunque no le cause lesión será castigado con prisión y se le impone una medida de alejamiento.

En la práctica que si un padre o madre corrige disciplinariamente a un hijo-a, le empuja, amenaza, injuria o le grita, se considera delito, y al padre o madre se le impone- como ocurre en la práctica - una órden de alejamiento respecto del hijo, lo que supone tener que abandonar su propia vivienda, también puede ocurrir al contrario.

El ordenamiento penal no debiera entrar a regular las relaciones familiares más que en supuestos de acusada gravedad, la ruptura de las relaciones familiares ha de hacerse desde dentro y no desde fuera por hechos que no revistan una gravedad suficientemente contrastada para intervenir el Estado en la discordia.

Mención aparte merecería el reproche añadido a la sanción de conductas que ni siquiera se han producido en la práctica, pero que al mediar denuncia, los tribunales consideran punible y pueden proceder a la imposición de una pena basada únicamente en la declaración del denunciante, al que se considera testigo de cargo cuyo testimonio resulta suficiente para destruir la presunción de inocencia, la presuncion de inocencia pasa a ser, en muchas ocasiones, casi de cristal- bohemia.

Se podrian citar muchos más ejemplos y casuística de civismo e incoherente intervención en las relaciones.

Alejandro Dumas se preguntaba el porqué siendo tan inteligentes los niños, eran sin embargo tan estúpidos la mayor parte de los adultos.

El ordenamiento no puede sancionar todo tipo de comportamientos que no se ajusten a unos mínimos cánones morales o éticos de conductas, pero la propia condición humana hace necesaria la existencia de esos "mínimos" imprescindibles para poder desarrollar una vida ordenada en conjunción con el respeto.

Determinadas conductas son reprochables; orinar o escupir en via pública, no respetar señales de circulación, pasos de peatones, se llega, en determinados casos, incluso a agredir al peatón al que ha atropellado por recriminar al conductor temerario.

Los políticos y cargos debieran dar ejemplo de civismo. Un representante público debe servir al pueblo y representar lo mejor de la sociedad. La representación habria de desarrollarse por personas que se distinguieran por su comportamiento cívico.

Sin embargo, no cesa la propagación de negativas influencias.

Los diputados o senadores que no asisten a las sesiones parlamentarias y dan prioridad a sus asuntos particulares o actividades no relacionadas con la representación deben dimitir pués no representan a nadie. Si no lo hacen deben ser cesados. Si no se les cesa, desde las direcciones, éstas tampoco podrian hablar de legitimidad democrática.

Siguiendo a Huxley, la civilización es el proceso por el que las primitivas "manadas" se transforman en una analogia tosca y mecánica de las comunidades orgánicas de los insectos sociales.

La corruptela al más alto nivel se produce al pretenderse superior e impune.

El acatamiento de la ley - igual para todos- se traduce en ocasiones en la destipificación de conductas que anteriormente se consideraban delito o en remover contactos para quedar impunes.

Es necesaria púes la independencia judicial para el avance de la democracia. No existe democracia sin separación de poderes, sin un sistema efectivo de limitación del ejercicio del poder.

Todos los países europeos tienen en sus respectivos sistemas educativos una educación cívica que se realiza de modo transversal o de modo específico. Ahora bién para ello es necesario que los poderes públicos no contaminen la educación con ideologias o imposición de cánones. Ha de partirse de una educación en derechos y libertades, en conductas de buen comportamiento y desde los poderes públicos no solo predicarse el buen ejemplo.

La madurez democrática de una sociedad gira alrededor del grado de civismo de sus ciudadanos.

El desarrollo del civismo, del respeto, y de la no agresión mutua implica abrir las puertas a las libertades.

No existe libertad ilimitada ni el derecho que no pueda ser ejercitado.

Un país habrá llegado al máximo de su civismo cuándo en él se puedan celebrar los partidos de fútbol sin árbitros, es la utopia que reflejaba Jose Luis Coll.

Un estudio realizado por TNS Infratest para Expedia, revela que los españoles son los segundos turistas menos deseados por los profesionales del sector turístico, sólo superados por los franceses.

El informe destaca a los españoles como ruidosos, maleducados, tacaños y desordenados, y como los turistas más alborotadores.

Lo dejamos aquí.

Termino con Bertrand Russell: "Uno de los defectos de la educación moderna es que hace demasiado énfasis en el aprendizaje de ciertas especialidades, y muy poco en el ensanchamiento de la mente y el corazón por medio del análisis imparcial del mundo."




No hay comentarios: