domingo, 12 de diciembre de 2010

De espaldas al Sol.-



La identificación con los procesos psicomentales nos zarandea psicológicamente, nos somete a toda suerte de variaciones anímicas, nos perturba.

No hemos aprendido a manejarnos con nuestros pensamientos neuróticos; no hemos aprendido a proceder sagazmente con nuestros contenidos mentales.

Nos creemos todo lo que pasa por la mente y estamos perdidos. La mente con sus pensamientos mecánicos colorea nuestro ánimo.

En el trasfondo de la mente, en su trastienda, se han ido acumulando toda clase de vivencias, experiencias, traumas.

Un inmenso material que de poder alinearse daría varias veces la vuelta al mundo.

Y todo ello caótico, desordenado, incoherente y confuso.

Hay graves contradicciones profundas, conflictos inconscientes, luchas de tendencias y de intereses, caos.

Es como una biblioteca con millones de ejemplares y manuscritos desordenados, polvorientos, inextricables.

También están los patrones de conducta que se caen de viejos, los hábitos carcelarios de la mente, los resquemores aprendidos, una larga serie de reactividades sobre reactividades y todas esas creaciones que provoca la propia mente y que son un juego de luces y sombras.

Y cada uno de nosotros, más allá de lo que sospechamos, estamos movidos por los hilos de todo este material ciego e incongruente que nos piensa, nos vive, nos impulsa y nos controla.

¡Y creemos que somos libres!


Nos situamos de espaldas al sol y nos preguntamos dónde está el Sol



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